Recuperar a un jugador que ha sido seis veces All-Star debería ser motivo de alivio para cualquier equipo, pero no en los Knicks, donde todo tiene una vuelta de hoja. En la madrugada del martes, Amare Stoudemire jugó su primer partido de la temporada desde que agravara una lesión en la rodilla izquierda. Estuvo lento, muy perdido en defensa e irrelevante en ataque, todo cuanto puede esperarse de un estreno con el tren en marcha. Se abre ahora un periodo crucial, en el que deberá demostrar si ha mejorado su sintonía en la cancha con la otra estrella del equipo, Carmelo Anthony.
Para un equipo que ha tardado más de una década en encontrar la estabilidad, cualquier variación es susceptible de generar recelo. Sin Stoudemire, los New York Knicks han escalado hasta el liderato de la División Atlántico y en toda la Conferencia Este sólo se ven superados por los Miami Heat. Las dos grandes claves que explican esta resurrección son Carmelo Anthony y una gran defensa, dos apartados a los que afecta inevitablemente la incorporación de Stoudemire.
Anthony está destapando esta temporada el mejor baloncesto de su carrera, y esa eclosión coincide con su paso al puesto de ala-pívot. El triple medallista olímpico ha brillado en esa posición cada vez que ha jugado competiciones internacionales, pero este año ha adoptado el papel a tiempo completo en la NBA. A su notable mejora en el lanzamiento exterior ha sumado más balones para postear cerca del aro. Con esas armas figura como segundo máximo anotador de la liga y, sobre todo, uno de los más firmes candidatos al MVP.
Esa vía libre se ve comprometida con Stoudemire en cancha. Ambos ocupan una parcela similar en ataque y en los dos años que llevan compartiendo equipo no han logrado resolver la convivencia. Los Knicks han perdido más partidos de los que han ganado (47-50) con ambos en pista, aunque ese balance data en buena medida de la era D’Antoni. El hoy técnico ‘laker’ abandonó la Gran Manzana confesándose incapaz de encontrar un hueco para Melo, mientras que su sustituto, Mike Woodson, se ajusta a los principios básicos. “Son dos grandes jugadores ofensivos. Encontrarán la manera”.